Las estrategias cautelosas están diseñadas para inversores relativamente más conservadores que quieran mantener normalmente como mínimo una proporción de bonos en sus portafolios del orden del 50% al 60%.
El objetivo de rendimiento anual de estas estrategias habitualmente se encuentra en el orden del 4-6% anual, en períodos de 3 a 5 años.
Las estrategias balanceadas están diseñadas para inversores que, aunque prefiriendo invertir mayoritariamente en acciones, desean hacerlo fundamentalmente en acciones de grandes compañías y de los mercados de los países desarrollados, a la vez que quieren mantener entre un 15% a 20% como mínimo de bonos.
El objetivo de rendimiento de estas estrategias habitualmente se encuentra en el orden del 7-9 % anual en períodos de 3 a 5 años.
Las estrategias agresivas están diseñadas para aquellos inversores que quieren estar invertidos 100% en acciones, y que aunque mayoritariamente desean acciones de compañías grandes de los mercados principales, están dispuestos a invertir una proporción relativamente chica del capital en fondos de pequeñas compañías y de crecimiento en general alto.
El objetivo de rendimiento de estas estrategias habitualmente se encuentra en el orden del 13-15% anual, en períodos de 8 a 10 años.
La estrategia muy agresiva está diseñada para aquellos inversores para los cuales la volatilidad de corto plazo de los rendimientos no sea un problema, y cuyo objetivo sea el incrementar de la forma más rápida posible su capital a largo plazo. Para ello, la mayor parte del capital estará invertido en fondos agresivos (compañías pequeñas, tecnología, mercados emergentes, etc.).
El objetivo de rendimiento de esta estrategia es del 17-18% anual, en períodos de 10 a 15 años, y aunque también permita obtener altos rendimientos en corto plazo, el rango de volatilidad suele ser muy elevado.
